Acciona Energía lanza una ofensiva de 20.000 millones en Brasil en eólica marina

Acciona Energía lanza una ofensiva de 20.000 millones en Brasil en eólica marina

Acciona se encuentra en fase inicial de licitación de cuatro parques eólicos marinos en Brasil de 1.520 megavatios (MW) cada uno, hasta un total de 6.080 MW. Estos parques estarán ubicados en distintas áreas en la costa brasileña en las que compartirá aguas con Neoenergia -filial de Iberdrola- que también desarrolla 9.000 MW.

Los desarrollos de eólica offshore son, hasta cierto punto, hechos a medida para adaptarse a cada región en la que prevén instalarse, por lo que es difícil ofrecer una estimación exacta del precio de los mismos. No obstante, también son de los proyectos que requieren un mayor esfuerzo inversor por su complejidad. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que el coste de despliegue de los molinos acuáticos se situó en 2023 en una horquilla entre los 4.060 dólares/KW en EEUU a los 2.380 dólares/KW en China, por lo que ante esta estimación la puesta en marcha de 6 millones de KW por parte de la firma que dirige José Manuel Entrecanales requeriría de un esfuerzo inversor que oscila entre los 14.200 millones de dólares y los 24.360 millones de dólares, o lo que es lo mismo, alrededor de 20.000 millones de dólares (18.550 millones de euros).

Los parques, de nombre Mares do Sul I y II, Redentor dos Mares y Mares do Norte, sumarán 304 molinos y se ubicarán frente a las costas de Río Grande del Sur; Río de Janeiro y del Estado de Piauí, al norte de Brasil.

Según informa El Economista, estos planes fueron lanzados en 2023 y, en el momento actual por el que transita la compañía, semejantes inversiones parece lejana. La cotizada se encuentra en un proceso de rotación de activos para recortar su deuda y financiar las futuras inversiones del grupo. Merced a esta realidad, para desplegar los parques en Brasil debería acelerar dichas desinversiones o entrar en un periodo de fuerte crecimiento para ejecutarlas -en el primer trimestre de este año la firma recortó en un 84% su beneficio, hasta los 65 millones de euros-.

Además, el país ha dejado de ser una de las prioriodades de Acciona, ya que en el primer trimestre uno de los documentos de la compañía detallan que la filial energética decidió «reorganizar» sus operaciones en Brasil para adaptarse a las condiciones actuales de mercado, «reduciendo su estructura en el país, así como su pipeline[proyectos en desarrollo]». En cualquier caso, las licitaciones marinas de Acciona Energía no han abandonado los registros oficiales del Gobierno brasileño, que datan de este mayo.

No es el único gran desarrollo en la mente de la Acciona Energía en este campo. La compañía de Entrecanales también presentó en 2022 sendos documentos para desarrollar y explotar al menos seis parques de energía eólica marina flotante en Italia que, según los documentos que presentó la propia firma en aquel momento, sumaban una inversión conjunta superior a los 14.750 millones de euros. En conjunto, los seis parques contemplan una capacidad instalada de 4.995 megavatios (MW) a través de 333 aerogeneradores de 15 MW cada uno.

Las propuestas de la compañía española se encuadran en los 97 procesos abiertos en Brasil en eólica marina, que suman una potencia conjunta superior a los 234 GW.

Con la ofensiva en offshore, Acciona Energía se posiciona como uno de los posibles grandes promotores del país y competirá de tú a tú con Iberdrola, que a través de su filial Neoenergia trabaja en el desarrollo de 9.000 MW en tres parques: Águas Claras, Maravilha y Jangada, en las mismas regiones en las que Acciona Energía está trabajando para poner en funcionamiento sus activos.

Con base en la misma lógica de las estimaciones de precio de Acciona, los planes de Neoenergia en Brasil ascenderían a un coste total de entre 21.400 millones de dólares y 36.540 millones de dólares, lo que arroja un promedio de alrededor de 29.000 millones de dólares (26.908 millones de euros) para la puesta en operación de los tres parque que proyecta la eléctrica española en Brasil.

Fuente: El Economista